sábado, 31 de octubre de 2015

EL SISTEMA DEL AMOR

R. Kirk es uno de los pensadores políticos más influyentes de los últimos años. Su forma de entender la política y su pensamiento en general fueron fundamentales para gobiernos tan necesarios como el de Reagan en la década de los ochenta del pasado siglo.

Kirk nos habla de algo que podríamos denominar, entendiéndolo bien, “sistema del amor”. Este sistema surge de intentar conocer el objeto de la vida humana, es decir, de buscar la respuesta a la pregunta: “¿Cuál es el objeto de la vida humana?” En este supuesto nos centramos en el análisis del fin, no del “camino” (evitamos en estos momentos la confrontación propia del medio utilizado). La respuesta puede ser, en su obra se explica detalladamente, “el fin de la vida es el amor (incluyendo sentimientos similares)”, por lo que también lo tiene que ser de la política.

Cuando el amor gobierna la sociedad (entendida como ese conjunto de individuos organizados en familias, en referencia a la famosa frase de M. Thatcher) será justa y ordenada. Mientras que la existencia del caos y otras caóticas formas (tiranía…) serán fruto de la corrupción del amor.

El amor armoniza y conserva las estructuras propias de la humanidad. Este sentimiento es fundamental para nuestra existencia, justificándola y valorándola y nos permite ser mejores en lo personal y en lo político.

Algo básico para su correcto funcionamiento es la libertad ya que la existencia del amor, como sistema y en sus múltiples formas, debe ser libre. No obstante, su otra cara es el aumento de la responsabilidad que deben asumir los individuos (se debe evitar decir: “yo no lo hago, lo tiene o debe hacer el gobierno”).

Puede parecer muy filosófico y teórico, pero es realista y práctico. Como decía el propio Kirk y otros pensadores: “La política es el arte de lo posible”.


ALEJANDRO VEGA LÓPEZ.

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